Desafíos del Modelo Creighton: un testimonio

Desafíos del Modelo Creighton: un testimonio

A pesar de las dificultades, lo volvemos a elegir

Somos una pareja joven a la que le toca esperar. Conocimos el Modelo Creighton en medio de la lactancia, luego del nacimiento de nuestro primer hijo y por lo tanto, no fue fácil el camino. Y aún hoy no lo es, aunque, con las herramientas que nos ofrece el Modelo y la ayuda de nuestra instructora y de la médica Napro, ya estamos viendo salir el sol por el horizonte.

 

Al principio solo era horizonte, lejano y quieto. Realmente no es fácil esperar a ver un ciclo nuevamente, no es sencillo tener días geniales, creer que todo está mejorando y volver a ver un sangrado inusual. No es fácil la abstinencia y no siempre es un camino de rosas el matrimonio cuando el humor cambia, cuando los días de hacen semanas, las semanas, meses y los meses, varios meses. Pareciera ser que la espera se convierte en el modo de vida normal… pero no es normal, y es lógico resistirse a ello porque fuimos hechos para más que solo esperar, fuimos hechos para dar saltos hacia aquello que nos hace plenos, así como fue ese salto que dimos el día de nuestro casamiento.

Sin embargo, a pesar de las dificultades, lo volvemos a elegir,

¡claro que sí!

 

No seriamos quienes somos hoy como personas y como matrimonio si no hubiésemos caminado juntos este proceso de espera.

¿Había caminos más fáciles? ¡Obvio!

Pero ninguno nos ofrecía la posibilidad y el desafío inmenso de APRENDER, MEJORAR, VALORAR y SORPRENDERNOS, porque registrar los ciclos, o la espera de ellos, nos llevó a aprender lo que no sabíamos, a mejorar la capacidad de vernos, escucharnos, relacionarnos, a valorar los detalles y los gestos de amor, compromiso, entrega y por sobre todo, la confianza mutua cuando la abstinencia sexual se instala por tiempo indefinido. Nos llevó finalmente a sorprendernos del vínculo real que nos une, del valor que tienen nuestros cuerpos, almas y espiritualidad…

 

Aún estamos a la espera, pero juntos, de la mano viendo como el sol comienza a asomarse en el horizonte, ¡y el espectáculo es hermoso! Jamás vamos a olvidar estos momentos y esta oportunidad que nos dio Dios de hacernos mejores esposos.

A pesar de las dificultades, lo volvemos a elegir y, sin duda, lo recomendamos!!!

 

 

El matrimonio entregó este testimonio de manera espontanea. Quién desee más información puede contactarse con una instructora, haciendo click aquí. Más información sobre el Instituto Pablo VI, puede encontrarla haciendo click aquí.

4 dudas frecuentes sobre métodos naturales

4 dudas frecuentes sobre métodos naturales

Una de las dudas más frecuentes respecto de los métodos naturales es si son seguros. La verdad es que son tan seguros como los anticonceptivos. Sin embargo, hay muchas otras cosas que también se preguntan con mucha frecuencia sobre los métodos naturales, y vale la pena aclararlas. En este artículo, hablaré de las 4 dudas más frecuentes que he encontrado en mi experiencia como Profesional para el cuidado de la fertilidad.

1. ¿Sirven para buscar o para evitar embarazos?

Los métodos naturales enseñan a reconocer las distintas etapas de un ciclo. Con lo cual, se aprende a reconocer tanto el tiempo de fertilidad natural como el de infertilidad natural. Por eso ayudan a evitar embarazos y a buscarlos.

Un método natural debe ser aprendido junto con una instructora certificada, que acompañe el proceso de aprendizaje. La instructora podrá enseñar a una correcta interpretación del ciclo, y cómo llevar adelante la intención de evitar o buscar un embarazo.

2. ¿Sirven solamente para quienes tienen ciclos regulares?

Muchas mujeres creen que no pueden aplicar métodos naturales porque simplemente no tienen ciclos regulares. Antes de contestar la pregunta, es importante aclarar que los ciclos regulares son aquellos cuya duración oscila entre los 21 y 38 días. Ciclo regular no es el que dura siempre, por ejemplo, 25 días. Una persona que oscila en este margen es regular. Los ciclos irregulares, en cambio, son aquellos que duran más de 38 días. Los métodos naturales son una herramienta aplicable tanto a ciclos regulares como irregulares.

3. ¿Se pueden usar durante la lactancia?

La lactancia, por su propio mecanismo, inhibe la ovulación. La lactancia puede ser de dos maneras: lactancia total —es decir que todo el alimento que recibe el niño viene de la madre—, o lactancia parcial —cuando se da en combinación con leche de formula o alimentación—. El mecanismo por el cual inhibe la ovulación varía en cada mujer. El estado anovulatorio de la lactancia —no-ovulación— es una situación temporal.

Los métodos naturales se pueden aplicar en lactancia, parcial o total, pues los indicadores en función de los cuales se establecen los períodos de fertilidad no cambian. De hecho, son útiles para darse cuenta de cuándo ha terminado el estado anovulatorio de la lactancia.

4. ¿Sirven sólo cuando uno está en pareja?

Los métodos naturales se han posicionado como métodos de planificación familiar: son una herramienta eficaz para que los esposos puedan evitar o buscar un embarazo. Sin embargo, su primera aplicación es la de reconocer los ciclos. Son una herramienta que toda mujer en edad reproductiva puede practicar. La información que se brinda a través del reconocimiento de los ciclos es información de salud. El Modelo Creighton ha desarrollado, además, un sistema médico para la atención de problemas ginecológicos y reproductivos llamado Naprotecnología.

 

 

 

Este articulo fue escrito por nuestra instructora Teodelina Richards, para Ama Fuerte.

Tres actitudes en la espera de un hijo

Tres actitudes en la espera de un hijo

Muchas parejas se llenan de emoción cuando comienzan la búsqueda de un hijo. A la vez, suele haber cierta cautela, tratando de apaciguar el entusiasmo, pues hay un temor latente: que el embarazo no ocurra.

La infertilidad afecta a una de cada seis parejas, por lo que, incluso sin conocer las estadísticas, uno suele conocer alguna pareja que tenga dificultades para concebir. ¿Cómo vivir este tiempo de búsqueda? En los tres puntos siguientes, exploramos tres actitudes a tener en cuenta para este tiempo.

1. Hay que tener coraje y ser sinceros

Cuando el embarazo no llega, suele haber un manto de miedo que rodea a la pareja. ¿Habrá algún problema? ¿Será normal? ¿Tendríamos que consultar, o esperar? Todas estas preguntas van apareciendo muchas veces acompañadas de un cierto temor. No se suelen decir en voz alta porque cada uno teme asustar al otro. Sin embargo, como nunca, se requiere la sinceridad en la comunicación.

Uno debe encontrar las palabras y el tiempo para poder expresar los miedos, las intuiciones, y los deseos. Mantenerlos en silencio da lugar a proyecciones personales: “debe pensar”, “debe sentir”, “debe creer”. El matrimonio se nutre de los encuentros, y para esto se requiere una comunicación sincera. Si uno se cierra y da por sentado que sabe cómo la otra persona está viviendo esta situación, no hay lugar para un diálogo sincero.

Sin duda, existe el riesgo de no ser comprendido, o de asustar al cónyuge. Pero el matrimonio no es una garantía de que el cónyuge siempre tendrá una respuesta tranquilizadora y una seguridad avasallante. A veces, simplemente ambos tendrán miedo y se sentirán abatidos o desorientados. Lo saludable para la pareja será poder encontrarse también en la soledad o en el dolor. Por el contrario, será nocivo para ellos cerrarse como consecuencia del miedo.

2. La distancia también posibilita el encuentro

La infertilidad no suele vivirse igual. La mujer tiene una cercanía particular y una vivencia física de la espera del embarazo. Siempre será la mujer la primera testigo del sangrado que anuncia un nuevo ciclo y, por lo tanto, un nuevo “embarazo que no fue”. Ella debe ser quien comunique al varón. El varón siempre es notificado.

Esta vivencia física de la mujer, que muchas veces la siente y describe como algo palpable en su propio cuerpo, es un factor ajeno al varón. La distancia que se da en cómo lleva cada uno la fertilidad es fuente de tensión.  Las distintas maneras de vivir esta situación deben ser respetadas, y uno debe entender que ambos no lo experimentan igual.

Esta distancia, naturalmente generada, también es un espacio para salir de uno mismo hacia el otro. Solo se dará el encuentro si uno logra salir de su propia experiencia para encontrarse con el otro. Si bien no lo viven de igual manera, ambos están llamados a tratar de entenderse en sus silencios y sus llantos.

3. Reconocer el vínculo como fuente de la familia

Soñar con un hijo por mucho tiempo puede hacer que se confundan algunas cosas. Muchas parejas, lentamente, comienzan a creer que el hijo es quien da el título de familia. Esta idea termina convirtiendo los vínculos en intereses. Los cónyuges terminan siendo, el uno para el otro, un “proveedor” del embarazo, y el hijo termina siendo una adquisición. Esto muchas veces se da de manera sutil, pudiendo darse incluso durante largo tiempo; y así, pensar en el hijo que no llega inevitablemente genera desgaste.

Quienes esperen el embarazo, deberán  recordar siempre que lo que es la fuente de la vida familiar es la vida conyugal. Aquello que genera vida —y no en un sentido únicamente biológico— es el encuentro entre los esposos. Gracias a este encuentro, se despliega para ambos un nuevo mundo de intereses, proyectos y pasatiempos comunes. La esencia de la familia es el vínculo vivo y la entrega sincera de los esposos, que es lo que permite que se genere elhogaral que pertenecerá el hijo. El hijo, sea biológico o no, merece ser acogido en una familia, y no cargar con la exigencia de tener que transformar una pareja en una familia.

 

 

Este articulo fue escrito por nuestra instructora Teodelina Richards, para Ama Fuerte.

Vivir la fertilidad en pareja

Vivir la fertilidad en pareja

Cuando se habla de usar métodos naturales para regular la fertilidad, muchas veces la responsabilidad termina siendo asumida exclusivamente por la mujer. Sin embargo, ¿es realmente un tema exclusivamente femenino? Es cierto que desde el Modelo Creighton insitimos en que el reconocimiento de ciclos es una herramienta de conocimiento personal. Sin embargo, cuando los métodos naturales se usan para regular la fertilidad, constituyen una herramienta que es muy recomendable usar en pareja.

Usados estos métodos en pareja, se evita que la “carga” recaiga solamente sobre la mujer. Distribuida sobre ambos, la pareja puede tomar decisiones más libres y responsables respecto de su fertilidad. Aquí te dejamos tres razones para vivir la fertilidad en pareja.

1. La fertilidad está en la pareja

La fertilidad humana solamente se da cuando se une un espermatozoide con un óvulo maduro. No puede haber fecundación sin la célula reproductiva del varón y de la mujer. Esta realidad biológica invita a la reflexión: no es que uno sea “más fértil” que el otro, sino que son ambos —de manera conjunta— quienes dan origen a una nueva vida.

La fertilidad no es producida más por uno que por otro, sino por ambos en la medida de cada uno. Por eso, la decisión de cuándo intentar tener un hijo —o abstenerse de hacerlo— no debería depender de uno más que del otro, sino de ambos. Vivir esta realidad de manera conjunta es una invitación para estrechar el vínculo que une a la pareja.

2. Ayuda a comunicarse y acompañarse de manera creativa

Si la responsabilidad es de ambos, será un deber conjunto llevarla adelante. Esta dinámica está especialmente presente, tanto el Modelo Creighton, como en los otros métodos naturales. Varón y mujer son educados en reconocer el tiempo de fertilidad de la pareja, que está marcado por el ciclo de la mujer. Es decir, la mujer reconoce su propio ciclo y su valor, a la par que el varón reconoce el ciclo de la mujer y el valor del mismo.

Esto hace que se abra un variado panorama que necesita de diálogos y acuerdos. ¿Cómo van a llevar adelante su preparación? ¿Asistirán juntos a los seguimientos? ¿Leerán juntos el manual? ¿Se consultarán mutuamente respecto de lo que van entendiendo? Sin duda, cada pareja tiene su manera de comunicarse, comprenderse y acompañarse; y la creatividad sorprende a la hora de llevar a cabo esta tarea juntos.

3. Permite un conocimiento más profundo del otro

Reconocer y asumir la fertilidad de la pareja —es decir, de ambos— es también una manera de educarse el uno respecto del otro. En el desafío de entender el funcionamiento de la fertildiad y el reconocimiento del ciclo, el varón conoce más profundamente a la mujer y la mujer al varón. Se trata de un ámbito que da pie a un mayor conocimiento del otro en distintos ámbitos: el deseo sexual, la frecuencia de las relaciones sexuales, el anhelo de ser padres, etc.

Muchas parejas dan por sentado que ya conocen estos aspectos del otro sin siquiera darse la oportunidad de irlas descubriendo juntos. Por razones culturales, presiones, o simples presunciones, a veces las parejas dejan de lados estos temas. La vida íntima de la pareja requiere diálogo y creatividad. Asumirla como tarea puede ser una oportunidad para seguir creciendo juntos.

 

Este articulo esta escrito por nuestra instructora, Teodelina Richards, para Ama Fuerte.

Romanizar el ciclo

Romanizar el ciclo

Romantizar el ciclo no es lo mismo que reconocerlo. 

Dos posturas parecieran predominar hoy en día respecto de los ciclos de la mujer. Ciertamente, se muestran antagónicas una de otra, buscando maximizar su diferencia. 

Lo cotidiano de suprimir el ciclo

Por un lado, está la práctica habitual ignorar absolutamente su existencia. Si hay que lidiar con el ciclo, comúnmente es para para suprimirlo. De esta manera, el ciclo de la mujer aparece en la narrativa del “estorbo”o “la molestia”, “el problema a resolver” … Suele estar acompañado de un abordaje médico que le teme a la fertilidad, pero que está dispuesto a suprimir el ciclo. 

La respuesta contestataria  

Como contraparte a esta postura, aparece otro discurso, en donde el ciclo es romantizado.

Hay una exaltación, sobre todo de la menstruación, como “sumum” de la expresión de la mujer. De hecho, la menstruación se sugiere como bandera para causas políticas, denuncias, y otras causas. Se pueden encontrar incluso imperativos, que implican que la mujer debe ser visibilizar y politizar su menstruación.

Un espejismo en el camino 

Quienes tratan el ciclo como estorbo, y quienes lo exaltan por sobre todas las funciones biológicas… ¿Son realmente posiciones antagónicas o terminan siendo dos caras de la misma moneda? ¿No son como dos versiones de lo mismo?

La exaltación, tan disruptiva frente a la ignorancia dominante, queda estéril sin educación. Es que en el fondo, no es el ciclo, ni la menstruación, ni la mujer, sino la causa que quieren defender. Una vez más, la menstruación es sometida a otros intereses. El punto más claro se da cuando equiparan una menstruación al sangrado por deprivación, que se provoca por las pastillas. Cuando lo que importa de la menstruación es visibilizar, más que educar ¿no son espejitos de colores? ¿palabras que resuenan con mucha fuerza, pero con poco contenido?

El trabajo manual

El valor de la menstruación está inmerso en el ciclo de la mujer. El ciclo de la mujer, inmerso en su salud integral, como parte del normal funcionamiento del cuerpo. La verdadera revolución es la educación de la mujer respecto de su propio cuerpo.

Y, la educación requiere dedicación y profesionalismo, por lo tanto, requiere tiempo y trabajo. Probablemente lleve más tiempo y menos visibilidad. 

Pero creemos en el trabajo lento, en la educación personalizada, y en los frutos de los esfuerzos invertidos. Apostamos a una cultura médica que vuelva a poner a la ovulación como signo de salud, y en el respeto por el cuerpo como tal. En eso consiste nuestra trabajo diario.

 

Para encontrar tu instructora más cercana, haga click aquí. Más información sobre el Instituto Pablo VI, puede encontrarla haciendo click aquí.

Lo más difícil es esperar

Lo más difícil es esperar

Muchos dudan en arrancar, a registrar el ciclo para buscar o evitar el embarazo, o para arrancar tratamiento de infertilidad. Lo ven como una tarea monumental o para especialistas. Una tarea a la que hay que dedicarle esfuerzo y estudio, un compromiso personal. Si bien eso es cierto, no es lo más difícil.Lo más difícil, es esperar.

El tiempo

Ni las instructoras ni los médicos Napro pueden cambiar el factor que tomamos como pilar fundamental de nuestro trabajo: el tiempo del cuerpo. No somos dueños del ciclo, no lo podemos acelerar, ni atrasar, si así lo quisiéramos. El ciclo tiene su tiempo, su desarrollo, su evolución propia.

Si realmente queremos aprender a reconocerlo, hay que esperar. Pero la espera, desafía…No solo a la pareja, o a la mujer que registra o que está en tratamiento. Instructoras y médicos, nos vemos desafiados también.

Esperar, es lo más difícil: que termine el ciclo; reconocer el tiempo de fertilidad; que vuelva la menstruación, que vuelva la fertilidad…Esperar el embarazo.

Nos muestra la información…

Pero, finalmente, el ciclo se muestra y se desarrolla. Con salud. A veces, sin. Como puede. Con sangrados inusuales, con tiempos de fertilidad que parecen invisibles, o fases más cortas…pero aparece.

Y, finalmente, tenemos la información.

Información que permite evaluar el ciclo. Comparar. Esa información nos muestra lo que pasa en el cuerpo. Información que nos educa. Información que necesitamos para sanar el cuerpo.

¿Es difícil aprender el Modelo Creighton? ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
No, no es tan difícil… pero desafiante, seguro.

 

 

 

Para encontrar tu instructora más cercana, haga click aquí. Más información sobre el Instituto Pablo VI, puede encontrarla haciendo click aquí.